martes, 27 de agosto de 2013

El amigo que quiere que gastes

Una conversación cotidiana.

Markos: Oye ¿qué tal? saluda pues

Miky: Hola, estaba tipeando unos documentos.

Markos: Te cuento que estoy con unos amigos, tomando y no se "paltean" (osea le dejan tomar cerveza sin que le digan nada).

Miky: ¡Qué bien! pásala chévere.

Es ahí que Markos envía un ícono de "KO" que significa, "no me simpatizas" a su mismo amigo. Entonces su amigo le responde.

Miky: Óyeme Markos, si tienes algún problema lo lamento. Yo no soy de esos que gastan su plata para que tú bebas sin poner nada en la ronda de cervezas. Una cosa es que se te invite y otra es que trates de ser abusivo con las amistades. Bye. ;)


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domingo, 25 de agosto de 2013

La buena semilla y su agricultor

Luego de 2005 apareció en la mente un conflicto nuevo de cómo organizar los conocimientos para enseñar a los alumnos. Uno de ellos poseía un rendimiento casi por debajo del promedio en ciertas materias. Aquí les expongo un caso que cuenta un educador, una historia escrita para nuestras reflexiones diarias cuando buscamos ser mejor.
Comunicación, Historia, Educación para el Trabajo, Educación Física, entre tantas más son algunas de las materias que el alumno y la alumna deberá prestar mucha atención y más que atención, muchas ganas de aprender en una proporción de conocimientos para salir victorioso de bimestre, trimestres y/o semestres al final de cada período académico.

En una sesión de clase y en broma un alumno dice: -Cuánto profe para que me apruebe-. Ella respondió en broma: -Yo cuesto mucho, más de mil soles-. La profesora de Trujillo respondió de esa manera para poder decirle que él no tiene el dinero necesario y ni tampoco podría sobornarla ni en chiste. La Coordinadora en plena capacitación al escuchar esta anécdota, le habló delante de toda la plana docente que no era apropiado seguirle ese tipo de bromas al alumno, sino se la cree y no entiende mucho menos el mensaje real.
Un caso similar pasó con otro docente. El alumno dijo: -Profe cuánto para que me apruebe-. El docente responde: -Si tuvieras que pagarme no habría dinero con que puedas contentarme. Yo cuesto mucho, mucho más que el dinero que piensas darme-.

Pasaron pocos meses luego de la capacitación, quizá menos de dos años, y se vio que un alumno podía brindar sus apreciaciones acerca de las materias que gustan y no gustan como si se tratara de fotos en facebook. Fue muy sincero. Lo bueno es que siempre asistía, casi nunca faltaba y sus inasistencias eran justificadas. Los docentes en cada reunión daban sus apreciaciones con respecto al rendimiento de algunos que merecían especial atención porque los conocimientos brindados parecía que no eran asimilados prosperadamente. Es así que también se les puso toda la ayuda posible pero resulta que debido a las inteligencias múltiples los chicos rendían mejor en algunas materias más que en otras. Sabemos que eso no es pecado.

De entre los casos especiales, había uno que necesitó atención, y se debía a que olvidaba lo aprendido. Por eso era que un profesor hasta tuvo que pedirle que ponga de su parte. Parecía que no era suficiente y desaprobó uno de los tantos períodos evaluativos.
Su madre que siempre estaba al tanto de todo el rendimiento de su hijo, llega una mañana al centro de estudios para poder entender el porqué su hijo no puede hacer mejor las cosas. El profesor se entrevistó con ella, explicó todo, mostró sus calificaciones con una atención como un docente dispuesto a apoyar en la solución.
-¿Qué puedo hacer profesor?-dijo la mamá
-Señora, su hijo tendrá que poner de su parte-.

Ella en pleno patio del plantel sacó de su bolsillo un rollo de “cienes” en billetes y preguntó -¿Cómo es profesor?- El docente mira agachando la cabeza la mano de la madre y responde en menos de dos segundos con una sonrisa sana: -Señora, el promedio que vio no es el resultado final de su hijo. Tiene otras oportunidades más adelante. Sé que él puede hacerlo mejor y su rendimiento se superará. Si él muestra empeño todo estará salvado. Tenga confianza. Aconséjelo-.
La madre de familia dice sus últimas palabras guardando su dinero: -Gracias profesor. Yo hablaré con él-.

El tiempo pasó y el muchacho superó la crisis de las calificaciones. La madre y el padre del alumno invitaban al profesor para que pueda brindarle enseñanza personalizada en la sala del hogar  de ellos. Invitación que se realizaba esporádicamente con el deseo de hacer al joven, un ser más inmerso en un mundo lleno de desesperanza y desmotivación. Terminó el colegio secundario, visitaba a su maestro recordando la secundaria y contando sus nuevas experiencias; ingresó a la universidad y conoció a una gran mujer a quien mucho amó. Hasta que un día ya no se dejó ver, desapareció.

Fuente escrita: 
¿Quién más?

Fuente gráfica: 
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